La fuga de gas de un ducto marino que provocó un aparatoso incendio en pleno Golfo de México generó críticas sobre la gestión de la petrolera estatal Pemex y ha escenificado los riesgos de la política energética del Gobierno mexicano.
"Insistir en un modelo de desarrollo económico que se funda en el aprovechamiento de combustibles fósiles nos deja a merced de este tipo de accidentes", dijo este domingo a Efe el director de Greenpeace México, Gustavo Ampugnani.
UN ACCIDENTE DEL QUE SE SABE POCO
A pesar de que las imponentes imágenes de un ojo de fuego en medio del mar recorrieron el mundo, hasta ahora hay poca información de lo que sucedió.
Al parecer, habría fallado una válvula de un ducto submarino de Petróleos Mexicanos (Pemex), provocando una fuga de gas que entró en combustión y causó un gran incendio en alta mar.
La petrolera estatal, que tardó varias horas en informar del tema, publicó un breve comunicado, según el cual la fuga fue detectada a las 5.15 horas (10.15 GMT) del viernes en un gasoducto cercano a la plataforma KU-C, ubicada en la Sonda de Campeche, que alberga importantes yacimientos de crudo.
Según la empresa, "el incidente fue atendido de inmediato" y se desplazaron tres buques para apagar el incendio y se cerraron válvulas del gasoducto, de tal manera que la fuga se dio por controlada a las 10.45 horas (15.45 GMT), más de 5 horas después de su detección.
Durante su gira por el norteño estado de Sonora, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, fue cuestionado por la prensa sobre lo ocurrido y se limitó a decir que "no hay pérdidas de vidas humanas" y que "se va a investigar" el origen de la fuga.
IMPACTO PARA EL MEDIOAMBIENTE
Las imágenes estremecieron a ambientalistas de todo el mundo, como la joven activista sueca Greta Thunberg, quien criticó en Twitter que "los líderes mundiales se llaman a sí mismos 'líderes climáticos' mientras abren nuevos campos petroleros, oleoductos y plantas de energía de carbón".
También el excandidato presidencial de Estados Unidos Bernie Sanders pidió, tras el incendio, que "nadie diga ahora que acabar con la dependencia de los combustibles fósiles es demasiado radical".
No es el primer desastre petrolero que ocurre en el Golfo de México, donde en 2010 se presentó la mayor tragedia ambiental que se recuerda, cuando la explosión de una plataforma de BP en aguas de Estados Unidos provocó un vertido de crudo durante 87 días.
El incendio ahora en costas de México generó críticas contra la política energética del presidente López Obrador, quien desde que asumió el poder ha apostado por el petróleo para conseguir la autosuficiencia energética del país.
Además, el mandatario mantiene una batalla en los tribunales para defender su reforma energética, que prioriza las empresas del Estado, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por encima de la inversión privada en renovables.
"Es una política anquilosada en el pasado. Entiendo que el presidente quiera fortalecer la soberanía del país, pero la seguridad energética se puede alcanzar con fuentes renovables de energía", sostuvo el director de Greenpeace México.
Ampugnani explicó que a pesar de que la zona del accidente lleva décadas explotada, todavía hay vida marina que se vio afectada. Y consideró que el incendio demuestra, una vez más, que "este tipo de industrias son altamente peligrosas".
LA MALTRECHA PEMEX
Las miradas están puestas también sobre Pemex, que desde hace años atraviesa una crisis de producción y de deuda, que asciende a los 113.900 millones de dólares.
"Hay un problema de falta de recursos en la empresa. Se han canalizado la mayor parte de recursos a la operación y al pago de deuda y se ha dejado de lado el mantenimiento", dijo a Efe Paul Alejandro Sánchez, consultor energético y socio de Perceptia21 Energía.
Sánchez recordó que los sucesivos Gobiernos han utilizado a Pemex como una "máquina de dinero" a la que han sobrecargado de impuestos para recaudar recursos, pero "no se ha fortalecido internamente la empresa".
La petrolera estatal es ahora la joya de la corona de la política energética de López Obrador, gran admirador del expresidente Lázaro Cárdenas, quien en 1938 expropió el petróleo, y se ha propuesto devolverle su esplendor.
Su Gobierno está construyendo la nueva refinería de Dos Bocas en Tabasco, tierra natal del mandatario, y recientemente compró la refinería de Deer Park, en Houston (Estados Unidos), un gasto criticado por las agencias calificadoras.
Durante su participación, en abril, en la Cumbre de Líderes sobre el Clima, apoyó la generación de energía "limpia y barata" a través de hidroeléctricas, pero defendió el uso del petróleo para el mercado interno.