(Depetroleo-Gonzalo Díaz). El mercado del petróleo está en alza nuevamente, luego de que Arabia Saudita emitió una declinación combativa, que algunos analistas interpretan como una amenaza encubierta para manejar el crudo como un arma, en el contexto del escandaloso caso de desaparición del periodista Jamal Khashoggi.
La cuestión de fondo, es si Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, un aliado estratégico cercano a la administración Trump y el líder de facto de la OPEP, dará finalmente ese paso extraordinario, uno que tomó en 1973-1974 con el embargo petrolero.
Sin lugar a dudas, el liderazgo de Riad se enfrenta a un escenario sin precedentes sobre las acusaciones de que el Reino Saudí ordenó el secuestro del reportero saudita Khashoggi, columnista del Washington Post. Según el Gobierno de Turquía, agentes sauditas detuvieron y ultimaron a Kashoggi en el consulado del Reino en Estambul. Arabia Saudita niega esas afirmaciones.
Este escándalo ha provocado que compañías, líderes de empresas y personas influyentes abandonen la Iniciativa de Inversión Futura de este mes, un conclave empresarial organizado para atraer inversiones al Reino. Estados Unidos y varias naciones europeas han amenazado con un castigo si, finalmente se comprueba que Arabia Saudita está involucrada en el presunto asesinato de Khashoggi.
Recientemente, el mandatario norteamericano, Donald Trump, comentó al programa televisivo "60 minutos" que el Reino enfrentaría un "castigo severo" si las acusaciones en su contra son ciertas. Esto sucedió luego de que legisladores estadounidenses plantearon la posibilidad de aplicar sanciones contra entidades sauditas encargadas de controlar la correcta aplicación de leyes en favor de los derechos humanos.
Los valores de referencia del crudo mostraron una suba este lunes, pero finalmente retrocedieron luego de que Trump y el Rey árabe Salman, conversaron telefónicamente. Donald Trump también sugirió que los "asesinos delincuentes" podrían haber sido responsables de la desaparición del periodista en cuestión.
La importancia de esta coyuntura, radica en que Arabia Saudita produce unos 10.5 millones de bpd, el equivalente al 10% de la demanda global, y exporta unos 7 millones de barriles al día. Estas cifras indican que el Reino Saudí, es uno de los pilares del mercado petrolero global, y con una influencia primordial sobre la OPEP.
Esto se debe a que Trump, pretende eliminar las exportaciones de Irán, tercer socio del cártel, y enemigo histórico de Arabia Saudita tanto como de Estados Unidos. Es por ello, que Trump restableció las sanciones a Irán en mayo pasado, y otorgó a los compradores de crudo hasta el próximo 4 de noviembre para que dejen de comprar crudo iraní.
El Reino de Arabia Saudita, es uno de los pocos productores de la OPEP con capacidad de reserva suficiente como para compensar la pérdida de producción de Irán. En tal sentido, la administración Trump confía que el Reino aumentará su producción para mantener los precios controlados a la baja.
Recientemente, el Brent alcanzó su máximo en cuatro años al cotizar por encima de los u$s 86, impulsado mayormente por la incertidumbre sobre el impacto de las sanciones a Irán, y las preocupaciones sobre la capacidad de Arabia Saudita para compensar ese vacío.
Queda por verse, que tan lejos iría el actual liderazgo de Arabia Saudita en caso de enfrentarse a un severo castigo, como sanciones económicas o una negativa del Congreso norteamericano para aprobar una posible venta de armas.