La caída del 3.4% en el precio del barril, por la interrupción de la productividad en la región Sudoeste de EEUU a causa del impacto producido por el huracán Harvey en principio y luego por el huracán Irma, supuso un duro golpe al mercado petrolero, y más teniendo en cuenta la gran oferta imperante.
Luego de la normalización de la producción en las refinerías texanas, la reunión de productores OPEP y no OPEP, donde se celebró el éxito del plan de recortes de bombeo con un noticia que supo traer más impulso al precio de barril, en Agosto se cumplió un plan de reducción de producción del 116%. Y esa novedad disparó inmediatamente los precios cerca de un 4%, llegando a un barril similar al de 2015, con el WTI a 52 dólares y el Brent a casi 58 dólares.
El voto por la independencia de Kurdistán traccionó en favor del alza de precios. La expectativas de los mercados se centró en esa región, ya que allí se produce un estimado de 500.000 barriles diarios.
En tal sentido, se dio a conocer por estas horas que Irán suspendió temporalmente a sus empresas a exportar y derivados por el kurdistán iraquí. Así mismo, el Departamento de Estado norteamericano, en un comunicado oficial mencionó, que no reconoce el referéndum independentista de Kurdistán. Lo que eleva un punto más la tensión a la región, históricamente atravesada por conflictos bélicos.
"Cuando la oferta mundial mejora, lo geopolítico adquiere mayor importancia. La situación kurda aumenta los temores de una interrupción de distribución", dijo Phil Flynn de la consultora Price Figure Group.
Por su parte, el analista de Tradition Energy advirtió que "hay esperar un brutal aumento de precios si Turquía corta el aprovisionamiento tal como amenazó".