El Reino Unido tendrá que inyectar miles de millones de libras en plantas de energía, redes de distribución y puntos de carga de vehículos si quiere evitar el desabastecimiento de energía cuando entre en vigor la prohibición de circular con automóviles a diésel o nafta.
Dar soporte a millones de vehículos eléctricos durante las próximas dos décadas es técnicamente factible, y más aún si se logra convencer a los conductores de reabastecer sus vehículos durante la noche, los costos de infraestructura podrán reducirse aún más.
No obstante, las redes de recarga asignadas deberán estar preparadas para afrontar problemas más serios, por lo que el gobierno británico espera crear dispositivos técnicos y tecnológicos para sobrellevar la demanda proyectada del 15% en las horas pico y gestionar un consumo eficiente.
"Será un reto, y se requerirá una gran inversión en capacidad de producción, abastecimiento de redes de distribución e infraestructuras de recarga" dijo el analista Johann Wetzel, de la Agencia Wood Mackenzie.
Recordemos, que en Julio de este año, el Gobierno Británico mencionó que prohibirá la vent de nuevos automóviles y camionetas a base de diésel y naftas a partir de 2040. En tal sentido, el objetivo es reducir la contaminación del aire y reducir las emanaciones de dióxido de carbono en un 80% hasta 2050, en comparación a 1990.
Fuente: Reuters.