Por Silvia Martínez
A un año de la “carrera” por generar vacunas que permitan contrarrestar el daño sanitario por la Covid- 19, ahora el planteo es cómo producir vacunas ante la diferencia abismal entre países ricos y países en vías de desarrollo que resultan por la desigual cobertura poblacional, una alerta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) había manifestado sobre la estrategia de vacunación global
Es en éste contexto que el presidente norteamericano Joe Biden planteó la propuesta de suspender la propiedad intelectual de las vacunas que ya varios países habían presentado de manera conjunta ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y como otro frente de la pandemia, se suma al debate, que los líderes de la Unión Europea trataron en la Cumbre de la pasada semana en Oporto (Portugal).
Los 27 líderes europeos se mostraron mayoritariamente escépticos ante la propuesta, en la que ven una acción mediática por parte de Biden, considerando que en realidad lo que limita la producción de vacunas es la capacidad de producción y los elevados estándares de calidad, no las patentes. Para la presidenta de la Comisión Europea Ursula von de Leyen, el levantamiento de las patentes "no resolverá el problema" de acceso a las vacunas "en el corto o medio plazo" para responder de forma rápida la demanda de vacunas.
La negativa sobre la apertura de las patentes se basa en que la Comunidad Europea considera que Estados Unidos debería abrir el “mercado” para permitir exportaciones de vacunas y de sus componentes, tanto en materias primas como el conocimiento que permita la producción.
Es válido tener en cuenta que Alemania como país sede de BioNTech, desarrolló junto a Pfizer (EE UU) la primera vacuna contra la covid-19, y responde al debate demandándole al Estado americano a que exporten gran parte de su producción. Los europeos consideran que la producción y la exportación de vacunas en las fábricas existentes es el mejor medio para responder rápidamente a la demanda mundial. Subrayan que la UE es la “única región democrática” que exporta tantas vacunas, mientras que británicos y estadounidenses eligieron reservar su producción a su propia población.
En 2019 según WIPO que es la Organización Mundial de Propiedad Intelectual que nuclea a oficinas de patentes en todo el mundo, indica en sus estadísticas publicadas que se presentaron más de 3 millones de solicitudes de patentes en todo el mundo y prácticamente la mitad 1.5 millones las presentó China. Ese país, junto a Japón con 300 mil y Estados Unidos con 597 mil concentran el 70% de las patentes mundiales. Indicando que las solicitudes de patentes vienen creciendo desde hace décadas y actualmente hay 15 millones de patentes vigentes en el mundo.
Que son las patentes
Las patentes son un derecho de propiedad intelectual con altísimo contenido comercial para su titular. Es un derecho exclusivo de monopolio comercial de una invención para ser explotado de forma exclusiva y excluir a otros de pueda ser utilizado para su uso comercial, puede ser un producto como un procedimiento que lleve a un resultado. El contenido económico de las patentes tiene una importancia enorme en todas las industrias como las farmacéuticas, la agroindustria, el petróleo, las telecomunicaciones que por lejos lidera hace años el patentamiento en el mundo.
Es considerada como un derecho territorial, porque es el Estado el que otorga el monopolio de explotación al titular, que le permite comercializar la invención en el territorio donde está protegido y que en virtud de tratados internacionales se puede proteger el mismo invento en muchos territorios o países al mismo tiempo.
Por lo tanto es un contrato entre el Estado y el inventor o titular de la patente que otorga el derecho a partir del espíritu de la legislación de protección sobre las invenciones que produce un desarrollador, inventor o científico como compensación de la inversión que genera en conocimiento, en tiempo de desarrollo, esfuerzo humano y económico. De ésta manera el Estado reconoce el derecho de invención a la explotación por un tiempo estimado de 20 años, porque una vez transcurrido ese tiempo, lo que contenga esa patente va a pasar a ser de dominio público, es decir, va a formar parte del patrimonio científico de la humanidad. Como todo el acervo científico pasa a ser patrimonio de la humanidad, beneficiando las partes en el circuito del emprendimiento.
La abogada María Cecilia Aloise de Clarke-Modet (empresa española dedicada a la protección de propiedad industrial e intelectual) cree que la pandemia es una situación excepcional como para levantar las patentes de todo lo que se usa para la producción de vacunas o medicamentos contra la covid, y a su vez preservar el mecanismo de la Organización Mundial de Comercio para otros rubros e instancias de los negocios farmacéuticos “Las excepciones están puestas por alguna razón. En 1995, en la ley de patentes se previó que si en algún momento había una emergencia sanitaria importante y era necesaria la suspensión temporaria de los derechos se hiciera de forma legal”, manifestó en el encuentro con la Red Argentina de Periodismo Científico.
Además consideró que el sistema de patentes como tal es adecuado para el desarrollo, porque equilibra derechos particulares con el interés por el avance en investigación; el drama es su aplicación. El INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual argentino) y sus equivalentes tienen que ser exigentes al momento de evaluar las patentes y que la altura inventiva sea tal. El sistema es útil pero hay que aplicarlo bien, que no sea ni muy riguroso ni desincentive la innovación. En los países desarrollados la rigurosidad es un poco laxa, pero es posible un equilibrio”, admite Aloise.
Cualquier sistema de patentamiento en Argentina como en otros países requiere de tres requisitos para obtenerlas:
1- Novedad mundial: el producto o procedimiento debe ser novedoso, es decir, que no se encuentre en el estado de la técnica. Se verifica que en toda la información científica o desarrollos que se hicieron públicos, no se encuentre lo que se pretende registrar, al momento en que se solicita la patente. No debería existir en el mundo o haberse divulgado la novedad que se pretende patentar.
2- Altura inventiva no tiene que ser obvio o fácilmente deducible para una persona versada en la materia. Si un químico revisa la patente de una vacuna y observa que es fácilmente deducible desde la técnica, no hay monopolio de explotación que reconocer si es algo fácil de descubrir o de inventar.
3- Aplicación industrial la patente no protege invenciones meramente teóricas o artísticas que no tengan concreta aplicación industrial.
La información con respecto a lo que se va a patentar tiene que ser información concreta y completa, porque al momento que se produzca el vencimiento de la patente a 20 años y que pase al dominio público, no serviría si se oculta información. Si no es así el comité examinador tiene que correr vista, para que se realice la corrección o bien se le niega la patente por falta de claridad.
En América latina, solo el 15% de las presentaciones de patentes son de empresas y ciudadanos locales (y el 85% son extranjeras). Y solo el 0,1% de las patentes otorgadas pertenecen a investigadores y empresas latinoamericanas. En Argentina está en una baja de solicitudes de patentes, menos de 4.000 por año, los motivos para Aloise es por ser demasiados restrictivos al momento de conceder patentes “desfomentamos las solicitudes tanto para argentinos como extranjeros porque comercialmente no tiente utilidad y a las empresas no les interesa venir.”
Con más de diez años de experiencia en el derecho de propiedad intelectual, María Cecilia Aloise detalló que el 25% de las solicitudes de patentes presentadas se refieren a la salud (fármacos, análisis médicos, tratamientos y vacunas). Y una vez declarada la pandemia, se intensificó la solicitud de patentes de tratamientos y vacunas. Esto ya había ocurrido con epidemias anteriores (SARS, MERS y Ébola). Según la OMS a fin de marzo 2021 había en el mundo 267 vacunas en desarrollo en todo el mundo y candidatas a patentes (dos en Argentina).
El monopolio de las farmacéuticas y el efecto “evergreening”
La abogada Lorena Di Giano, directora de la Fundación Grupo Efecto Positivo (GEP) una Red latinoamericana por el acceso a medicamentos, expuso sobre las dificultades en el “Acceso a Medicamentos” y hace una crítica sobre la patentes por considerarlas abusivas dentro del sistema legal vigente a partir de que “en 1994, en el marco de la Organización Mundial de Comercio, surgió el Acuerdo internacional sobre Derechos de Propiedad Intelectual (ADPIC) y de la cual Argentina adhirió.
Y subrayó que la legislación actual beneficia el monopolio de los medicamentos «Al crear una patente por al menos 20 años se extienden los monopolios sobre los medicamentos” y se habilita una práctica conocida como evergreening» (siempre verde), y consiste en modificar cuestiones no sustanciales (como la presentación y forma de aplicación de un medicamento) para extender el monopolio por otros 20 años y demorar la entrada de genéricos al mercado.
Y advierte que “detrás de las compañías farmacéuticas hay fondos de inversión como Black Rock, que lo único que buscan es rentabilidad”. Es por esto que la ONG que preside intenta intervenir a las salvaguardas de la salud, que pretenden evitar que compañías farmacéuticas soliciten patentes por una mera combinación de medicamentos que ya existen.