El 4° Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) tuvo cita en Bolivia el pasado mes, y fue el ámbito perfecto para aglutinar a más de la mitad de las naciones exportadoras de gas convencional, y donde confluyen el 90% de los exportadores de gas licuado, que a su vez representa el 70% de las reservas probadas del planeta; es por ello que con el objetivo claro de controlar los mercados gasiferos tal cual lo ha hecho OPEP con el mercado petrolero, y en función de mostrar un fuerte posicionamiento geopolítico estratégico y regularizar mejor los precios, perspectivas de desarrollo, estímulos para éste tipo de combustible, y la posibilidad de enfrentar y defender firmemente cualquier intento de especulación de precios, es por ello que éste tipo de Foros son de vital importancia para estabilizar la oferta y demanda, y asegurar seguridad energética.
A partir de ello, es la importancia que Rusia (22.3% de la producción mundial de gas) e Irán (15.8% de la producción mundial de gas), le otorgaron a éste encuentro cumbre, además de Qatar, donde el escenario geopolítico cobra mayor significado ya que para el 2050, según el Internacional Institute for Applied System Analysis (I.I.A.S.A.) el 85% del comercio energético estará vinculado al gas.
El énfasis por conquistar el mercado europeo, importador del 70% del gas que consume, es el objetivo de todos los principales productores (Gazprom, Shell, Repsol, Total, etc), así también naciones cada vez más demandantes de gas como China e India. Pero la llamada 'Revolución del Shale Gas' de EEUU amenaza con alterar y desequilibrar el juego geopolítico comercial, ya que su potencialidad de 881 millones de metros cúbicos al año, frente a los 673 Bcm de Rusia y los 184 Bcm de Irán, en un mercado global de 3.500 millones de metros cúbicos, es determinante.
Seguramente la geopolítica económica del s. XXI esté ligada al gas natural, tanto como lo estuvo el petróleo a la geopolítica económica del s. XX, donde el aspecto diplomático entre productores y consumidores será vital, y las oportunidades de abordar éstas complejidades mundiales con un acuerdo regional continental, como herramienta capaz de repeler cualquier intento o amenaza desestabilizadora política, son prioritarias.