Unos 200 hombres y mujeres del Ejército y la Fuerza Aérea participaban del esfuerzo en Londres y el sureste de Inglaterra, donde los niveles de combustible están más agotados después de casi quince días que se desató la crisis, informó la cadena pública BBC.
La semana pasada, el Gobierno confirmó que enviaría al Ejército para suplir la escasez de camioneros en el Reino Unido y repartir combustible en las estaciones de servicio, que se vieron desbordadas en días recientes por temor a la escasez de combustible por la falta de choferes.
La Asociación de Distribuidores de Combustibles (PRA) agradeció el apoyo prestado por el Gobierno a través de los choferes militares, aunque advirtió que se debían tomar más medidas para abordar "las necesidades de las áreas afectadas de manera desproporcionada",
Mientras tanto, un vocero del Gobierno dijo que había señales de mejora en las existencias promedio de las estaciones de servicio en el Reino Unido, y agregó que la demanda "continuaba estabilizándose".
El primer ministro Boris Johnson dijo que confiaba en que la crisis estaba "amainando", pero admitió que la escasez de alimentos y combustible podría continuar hasta Navidad.
En el primer día de la conferencia del Partido Conservador, en Manchester, Johnson insinuó que podrían pasar meses antes de que las cadenas de suministro vuelvan a la normalidad.
La crisis comenzó hace más de diez días cuando BP, una compañía de energía, dedicada principalmente al petróleo y al gas natural con sede en Londres, alertó que se había quedado sin combustible en varios de sus puntos de venta.
Eso provocó que los automovilistas salieran a llenar sus tanques más de lo habitual, dejando las entregas incapaces de satisfacer la demanda.
Muchos sectores de la economía del Reino Unido, incluidas las empresas de alimentos y los minoristas de gasolina, se vieron también afectados por una escasez de conductores de camiones, que la industria del transporte ha atribuido a factores como la pandemia y el Brexit.
David Charman, que dirige Parkfoot Garage en West Malling en Kent, dijo a BBC que había una gran tarea por delante para restaurar los suministros.
"Esto ya no es comprar por pánico, son personas que han esperado todo lo que pueden y ahora no tienen combustible. Tenemos que empujar a los autos que están en la cola para llegar a nuestro sitio porque han corrido sin combustible", contó.