El National Business Daily de China, anunció a principio de este año que los taxis que se suman a la nueva flota, y sus reemplazos en la ciudad de Pekín, deberán ser sustituidos por unidades propulsadas por energía eléctrica. Esta determinación forma parte de un proyecto impulsado por el gobierno central para hacer un uso más eficiente de las energías y lograr controlar la emisión de gases contaminantes en el aire en la capital china. Al respecto, el gigante asiático, considera que para 2020 hayan 5 millones de vehículos eléctricos circulando por sus rutas.
En tal sentido, Alemania aprobado y adoptado similares medidas en función de prohibir la circulación de vehículos eléctricos en 2030, e impulsa tales propuestas al resto del continente europeo.
La industria no se pone de acuerdo, respecto de que tipo de medidas puede tener en la producción de crudo. En tal sentido, la empresa anglo-holandesa Shell, sitúa el pico de demanda para fines de 2020. La compañía noruega Statoil, establece un plazo cercano a fines de 2030. Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía (IEA) plantea tres escenarios:
•El más pesimista: (optimista para los países productores) donde la demanda será sostenida más allá del 2040.
•Producción plana: con precios bajos, reducción de costos y mayor intervención tecnológica.
•Diversificación energética: donde las grandes multinacionales adoptan la renovación de la matriz energética, e impulsan el uso de energías limpias.
Aspectos que no sólo implican lo económico, ya que la sociedad y los principales accionistas presionan a sus compañías a mejorar su imagen y a asumir un rol de mayor protagonismo en la lucha contra el cambio climático.
Fuente: Club Influencer.