Habiendo transcurrido casi 4 meses desde la obtención de la 3er copa del mundo, un logro para el país y la selección histórico, que quedará siempre en nuestra memoria y corazones. Al menguar la espuma de los festejos, más que merecidos, por cierto; me pregunto: ¿Hubiéramos festejado igual si hubiéramos perdido la final? ¿Hubiéramos como país celebrado el segundo puesto? La realidad es que, sin merecerlo, estuvimos a segundos de perder esa épica final ya catalogada como una de las mejores finales de la historia.
(Aníbal Verdier - 2ValueConsulting) Me temo que la respuesta es NO, hubieran empezado las criticas de los periodistas y la opinión pública, palabras como fracaso resonarían por todos lados, Messi solo gana en Barcelona, Di Maria es un muerto y ambos seguramente hubieran renunciado a la selección. Y este relato es conocido….
La polaridad ganar-perder, éxito-fracaso de los sistemas con mentalidad finita como dice Simón Sinek son el fracaso en si mismo. Promueven solo la obtención de resultados a cualquier costo en el corto plazo, en detrimento de los procesos y beneficios duraderos de largo plazo. En el mundo de los negocios, esto se ve de manera cotidiana, ya que lamentablemente salvo excepciones, el sistema promueve el corto plazo. Wallstreet pide resultados anuales o los accionistas se van, las empresas que no dan rentabilidad flaquean rápidamente, los gerentes que no obtienen los objetivos anuales son reemplazados, la gente que comete errores es despedida o relegada.
Adicionalmente, el juego de mentalidad finita carece de propósito, de una causa justa que vaya más allá de los resultados, de ganar o perder, de generar rentabilidad en el corto plazo o tener un año con perdida. Esta filosofía no tiene en cuenta los procesos, la constancia de propósito, las visiones de largo plazo disruptivas, la resiliencia, los valores y en especial no consideran a la gente.
James Clear, en su libro “Hábitos Atómicos” explica como los pequeños detalles y cambios en cualquier actividad hacen la gran diferencia. Estos cambios de hábitos funcionan como la fórmula de interés compuesto, y se logran a través del proceso en el tiempo y propone un método para lograrlo. No se trata de una victoria aislada, por el contrario, se trata de muchas y muy pequeñas victorias en el tiempo.
En el juego de mentalidad infinita, no se trata de ganar o perder, de vencer a la competencia, sino de persistir en el juego, de competir con uno mismo y con el tiempo, de lograr materializar la causa justa, de alcanzar el propósito. Cuando los lideres actúan con esta filosofía, ponen a la gente primero, trasmiten esa pasión a toda su organización, validan el error y el aprendizaje, generan empoderamiento y compromiso con la causa, motivan a los equipos a perseguir el propósito. Y mas temprano que tarde, terminan ganando el partido.
Esto es exactamente lo que sucedió y el ejemplo que nos dieron un grupo de chicos de solo 28 años promedio. Con Lionel Messi a la cabeza, líder de mentalidad infinita y una causa justa: “Ser campeones del mundo con su país con su patria”, valoraron el proceso aún con varios resultados adversos, persistieron en el juego durante más de 10 años, no claudicaron, consolidaron el equipo de trabajo, aprendieron de sus errores y finalmente consiguieron el objetivo. SER CAMPEONES DEL MUNDO CON SU PAIS.
Ya que terminó la efervescencia que la victoria nos brinda, es vital que capitalicemos y aprendamos de esta experiencia extrapolando esta mentalidad a la vida cotidiana, como país, en nuestras empresas u organizaciones. En la política. Es crucial identificar nuestro propósito, aquel que justifique todo el esfuerzo del corto plazo y guie el camino y los objetivos de largo plazo. Priorizando el proceso y las formas, el camino y no el destino, el sistema y los valores; si queremos modificar el resultado final del partido de la vida.
Como en los maratones, ultra-maratones o carreras de pie de larga distancia, aún a nivel profesional, se premian los 3 o 5 primeros puestos. Todos se suben al podio para la foto, inclusive el segundo abraza y felicita el primero, y entre todos, por cierto. El ultimo festeja como el primero. Y esto se debe fundamentalmente, porque los corredores valoran el proceso más que el resultado, todos entienden el propósito y la pasión, y que si continúan corriendo por su causa, eventualmente se invertirán los lugares en el pedestal.
¡Felicitaciones Lionel! Por el proceso….