Durante enero-febrero la producción gasífera se elevó a casi 7.100 millones de metros cúbicos, 11 millones por debajo del registro de igual lapso de 2016, una caída considerada por el sector como “momentánea” ya que el fluido muestra un gradual avance en los últimos años y en 2016 había alcanzado su máximo nivel en un lustro.
La expectativa de las empresas y del gobierno es que los nuevos cuadros tarifarios para el gas, que empezaron a regir este mes, alienten un impulso a la inversión y den lugar a superiores cotas productivas.
El mayor aporte que se espera de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta será clave en este sentido, dadas las inversiones ya concretadas.
A ello se sumarán otros aportes de capital en vías de maduración y los nuevos acuerdos que YPF espera suscribir con operadores de nivel mundial, que dan sustento a la perspectivas del shale gas o roca de esquisto.
Entre enero y febrero pasados, la mayor productora del país, YPF (concentra más de un tercio del total) fue la principal responsable de la baja de la producción, con un descenso de 11,3%.
Pero también retrocedieron, por distintos motivos, las otras dos grandes jugadoras del mercado del gas, la francesa Total Austral y Pan American Energy (PAE, propiedad del grupo Bridas y de British Petroleum).
En materia de petróleo, la estadística del Ministerio de Energía y Minería indica que entre enero y febrero se produjeron 4,6 millones de metros cúbicos, casi 365.000 menos que igual lapso de 2016.
Se agudizó así la tendencia regresiva observada desde comienzos de siglo, luego de la baja de 7% experimentada durante 2016, que ubicó a esa tradicional fuente energética en el nivel más bajo desde 1991, según los datos oficiales.
El derrumbe de la producción petrolera es atribuido en la industria al efecto combinado de la menor demanda interna, como efecto directo de la lenta salida de la recesión económica, y de la baja de los precios internacionales.
A ello se añadió un factor estructural de la actividad, vinculado con el agotamiento gradual de los pozos en explotación, que torna cada vez más costosos los procesos de recuperación secundaria.
Las compañías que operan en el país también explican la persistente baja en la producción petrolera como consecuencia de una inversión menguada en los últimos años por la vigencia de reglas de juego desfavorables para el negocio (en materia cambiaria, de repatriación de dividendos, etc.).
El declive general en la extracción petrolera excluyó a la mayor empresa del sector, YPF, que responde por un 46% de la producción total y mantuvo su performance positiva, con 2,1 millones de metros cúbicos (3,6% más que en el primer bimestre del año pasado).
La empresa con mayoría de capital estatal se diferenció así de las otras grandes compañías del rubro: PAE, la argentina Pluspetrol y la china Sinopec Argentina.
Diario Jornada