Lo que hace muchos años atrás se podía observar en cualquier película, del género de ciencia ficción, hoy por hoy es una realidad palpable. Y es en la ciudad china de Shenzen, donde éste hito de la tecnología se produce en todo su esplendor: es la primer ciudad del mundo donde la totalidad del transporte público, funciona a base de energía eléctrica.
Éste proceso les ha tomado nueve años a los dirigentes públicos e inversores privados de la ciudad, en una labor mancomunida que comenzó en 2009, cuando el Gobierno Central seleccionó estratégicamente 13 ciudades del país para definir lo que sería la vanguardia en materia de transporte eléctrico público, dentro de un programa denominado Nueve Energía Vehicular. Y en ese marco programático, las inversiones ascendieron a 490 millones de dólares en subsidios para la adquisición de nuevos vehículos eléctricos y la construcción de las correspondientes plantas de recargas, es así como en la ciudad de Shenzen se retiró de las calles el último bus a base de gasoil en Diciembre de 2017.
Éste logro tecnológico de China es de resaltar aún más, teniendo en cuenta que ni Europa ni EEUU ha sabido implementar políticas apropiadas relacionadas a los nuevos standares migratorios hacia energías más limpias. Así mismo es para resaltar que, la ciudad de Shenzen está habitada por 13 millones de personas, ciudad donde circulan diariamente unos 16.359 buses eléctricos.
Otro de los aspectos que destaca el Shenzen Daily, es que en el amplio entramado urbano hay dispuestos unos 501 cargadores de baterías, con capacidad para abastecer a 8000 unidades, lo que garantiza una total cobertura de la demanda del transporte público y más teniendo en cuenta que tan sólo se precisa de dos horas para recargar una batería eléctrica.
Otro de los aspectos centrales que señala en mencionado periódico, es la capacitación brindada a los chóferes como un hecho substancial para ingresar de lleno en la dinámica que representa la movilidad sustentable: los ciudadanos siempre primeros.
Así mismo se resaltan las cifras desde lo que representa el impacto ambiental al implementar el transporte público eléctrico: estos vehículos utilizan un 73% menos de energía que uno impulsado por gasoil. De acuerdo a proyecciones, durante un año un flota de buses eléctricos evitará el requerimiento de unos 366 toneladas de carbón y se dejarán de arrojar al aire unos 1.67 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Fuente: Shenzen Daily.