(Depetroleo-Gonzalo Díaz). Beijing tiene que tomar una decisión difícil: aguantar un golpe sin precedentes a la economía o buscar estímulos masivos y arriesgarse a consecuencias explosivas, advierte el analista económico chino Cary Huang, en su columna(1) para el SCMP.
Los brote de coronavirus ya ha tenido un gran impacto en la economía china, con una desaceleración récord en el crecimiento durante los primeros dos meses del año. Pero existe un peligro aún mayor para lo que una vez fue la economía principal de más rápido crecimiento del mundo: que Covid-19 se convertirá en el catalizador que traerá su gran cantidad de problemas. Y en el centro de estos problemas se encuentra un riesgo sistémico creciente en sus sistemas bancarios y financieros causado por un alto nivel de deuda acumulada durante la última década, comenta Huang.
Ahora, justo en el momento en que el dragón asiático podría considerar gastar más para apuntalar esa tasa de crecimiento, una pandemia furiosa representa que ganará mucho menos dinero de lo habitual.
"Los últimos datos del Ministerio de Finanzas de China muestran que los ingresos fiscales cayeron un 9,9% en el período enero-febrero, la mayor caída desde 2009. Los ingresos fiscales generales cayeron un 11,2%, impulsados por una caída del 19 por ciento en el impuesto al valor agregado. Ingresos (IVA), la principal fuente de ingresos fiscales. Estas caídas se producen justo cuando el gobierno ha ofrecido una reducción de impuestos en respuesta a la pandemia", detalló el especialista.
Alrededor del 80% del stock de deuda de China se acumuló durante la última década mientras el país se esforzaba por lograr el hito político significativo de duplicar su tamaño económico desde 2010 hasta 2020.
Si bien la amenaza del coronavirus ha disminuido en la propia China, cualquier esperanza de una pronta recuperación se desvanece, la caída de la demanda exterior creará una segunda ola de choque que afectará a la economía orientada a la exportación de China justo cuando se está recuperando del primer choque de tener que cerrar sus ciudades.
El balance de China se verá afectado tanto por la disminución de los ingresos como por la creciente demanda de gastos. El aumento de la deuda corporativa, el aumento de los préstamos del gobierno local y el aumento de los préstamos morosos para los bancos comerciales, como una triada maligna, son tres áreas que podrían destruir los frágiles sistemas financieros y bancarios chinos.
Por otra parte, el Instituto de Finanzas Internacionales advirtió que China era el principal impulsor de la deuda corporativa no financiera global. Los impagos de los bonos de China también alcanzaron récords en 2018 y 2019.