2017 fue definitivamente el año en que 'El gigante asiático' tomó las riendas de la economía mundial, donde las proyecciones y valoraciones a futuro se hacen a partir de las demandas energéticas y de alimentación de China como primera potencia mundial.
El pacto firmado por el Presidente Xi Jinping y el Presidente Trump en Abril, marca definitivamente dos hechos: el coyuntural, la compra a gran escala de GNL estadounidense por unos 50.000 millones de dólares, unos 6.000 millones de metros cúbicos hasta 2020; y el histórico, el cambio de la antigua matriz energética de China, y el reemplazo por una signada en el carbón (60% del consumo interno) por el GNL y energías renovables. La inversión de 360.000 millones de dólares durante 2017 así lo demuestran, y con una demanda mundial del 23%, con un objetivo bien claro: disminución de contaminación y liderar el comercio global de las energías alternativas.
Otra notable medida, para superar las sanciones impuestas por EEUU, fue la de presentar contratos a futuros en yuanes y cambiables por oro, que de concretarse cambiará el juego global del petróleo para siempre.