Entre enero de 2024 y junio de 2025, las provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego atravesaron una contracción histórica de su empleo privado formal, con una caída cercana al 13% de su fuerza laboral. La crisis del petróleo, la incertidumbre en la industria electrónica y la parálisis de la obra pública delinean un panorama complejo, con fuertes implicancias sociales y económicas.
La Patagonia Sur vive una de sus peores crisis laborales en décadas. Según datos del Observatorio de Economía de los Recursos Naturales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, desde diciembre de 2023 se destruyeron alrededor de 26.000 puestos de trabajo formales, lo que equivale a más del 13% de los empleos privados registrados en la región. El golpe es transversal: afecta a las tres provincias y se concentra en sectores estratégicos como los hidrocarburos, la manufactura electrónica y la construcción.
Santa Cruz: petróleo en retroceso
La provincia registró una pérdida neta de 10.700 empleos desde fines de 2023. El primer semestre de 2025 fue particularmente crítico, con una baja de 6.000 puestos respecto de diciembre de 2024. El retroceso responde al declive en la extracción de hidrocarburos —petróleo crudo (-4,7%) y gas natural (-1,4%) en la comparación interanual— y al repliegue de YPF, que impulsó miles de “retiros voluntarios”. La parálisis de la obra pública, dependiente en gran parte de regalías petroleras, profundizó la caída en rubros como la construcción y los servicios asociados.
La estructura del empleo muestra la vulnerabilidad del mercado laboral: minas y canteras representan el 23% de los puestos privados, seguidos por comercio (17%) y transporte (12%). El peso del sector extractivo hace que cualquier retroceso en la producción impacte de manera inmediata en el resto de la economía provincial.
Tierra del Fuego: la amenaza a la industria electrónica
Tras una recuperación parcial en 2024, la isla volvió a retroceder en 2025, con 5.300 empleos formales menos que en diciembre de 2023. La incertidumbre gira en torno al futuro del régimen de promoción industrial. El Gobierno nacional confirmó que los aranceles a la importación de electrónicos se eliminarán en 2026, lo que deja en riesgo a 6.000 trabajadores de las ensambladoras.
Aunque las empresas se comprometieron a no realizar despidos hasta esa fecha, el clima social se tensó con paros y movilizaciones. La dependencia estructural de la industria electrónica —celulares, televisores y electrodomésticos— convierte a esta decisión en un factor crítico para la economía local, que difícilmente pueda sostenerse frente a la competencia internacional sin protección arancelaria.
Chubut: una caída sin piso
Chubut muestra uno de los escenarios más alarmantes: en apenas seis meses perdió 10.000 empleos formales (-10,1%), sin señales de recuperación. La provincia enfrenta una combinación de problemas: el agotamiento de yacimientos petroleros maduros, los despidos masivos en el sector, la fuga de inversiones hacia Vaca Muerta y el derrumbe de la construcción, que retrocedió 20% interanual.
La estructura laboral refleja cierta diversificación —con comercio (21%), manufactura (15%) y minería (12%)—, pero la crisis en hidrocarburos arrastra a toda la economía y condiciona la capacidad de sostener empleo privado.
Tendencias regionales: recuperación frágil y caída acelerada
Segundo semestre de 2024: leve recuperación en Tierra del Fuego (+3,2%) y cierta estabilidad en Chubut y Santa Cruz, impulsada por precios internacionales favorables.
Primer semestre de 2025: caída generalizada. En conjunto, las tres provincias perdieron 17.900 puestos de trabajo en seis meses.
El factor nacional también juega un rol clave: las políticas de austeridad, la liberalización de importaciones y la recesión con alta inflación han intensificado el deterioro.
Impacto social y proyecciones
La pérdida de empleo formal no solo afecta a las estadísticas, sino que golpea de lleno en la vida cotidiana. Crecen la pobreza, la informalidad laboral y las tensiones sociales. En Santa Cruz, los bloqueos por despidos petroleros se multiplican, mientras que en Tierra del Fuego las protestas buscan defender el régimen industrial.
Los especialistas advierten que, sin una estrategia de diversificación productiva y sin inversiones en infraestructura —como nuevos puertos o corredores logísticos—, la región corre riesgo de un colapso económico y social de largo plazo.
Conclusión
La crisis laboral en la Patagonia Sur revela un problema estructural: la dependencia de sectores poco diversificados y sensibles a decisiones externas, ya sean fluctuaciones internacionales o políticas nacionales. Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, la región perdió más de 26.000 empleos privados formales, un golpe que expone la fragilidad de sus modelos económicos.
El desafío inmediato será contener el deterioro social. El de fondo, aún más complejo, consiste en diseñar un nuevo horizonte de desarrollo que evite que la Patagonia Sur siga siendo rehén de ciclos de auge y derrumbe.