El arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, el último 20 de Enero del actual año, marcó definitivamente la agenda coyuntural internacional a lo largo de 2017.
Una agenda marcada por la fuerte impronta industrialista impulsada por el actual mandatario estadounidense, la creación de un plan multiproposito sostenido justamente en el sector energético del petróleo, gas y carbón (donde se ubica uno de sus máximos reductos de votantes), además de la eliminación de barreras burocráticas para catapultar la producción petrolera y gasifera (legislación para explorar Alaska y salida del Tratado Climática de París), implantación tecnológica de avanzada aplicada al 'Shale' para lograr un diferencial mayor en los rendimientos por pozo, el anuncio de "la mayor licitación de todos los tiempos" en el Golfo de México, y un plan geopolítico estratégico para lograr la soberanía energética plena, que a su vez, paralelamente sirve como 'punto de apoyo' al 'gran país del norte' a buscar reposicionarse de igual a igual con sus rivales más directos a nivel industrial/militar/económico/energético, China y Rusia.