Como la mayoría de las multinacionales, las empresas suelen ser prudentes en sus declaraciones públicas. Como resistencia a una suba en los impuestos internos, Coca-Cola lanzó ayer una advertencia pública poco usual: detendrá un plan de inversiones por US$ 1.000 millones y evalúa dejar de comprar jugos de frutas que adquiere en el país y despacha al resto del mundo.
La compañía reaccionó de esta manera a una modificación incluida en la reforma tributaria. Allí, se le duplican los impuestos internos para las bebidas azucaradas -como la emblemática Coca-Cola- de un 8% a 16%. En el anuncio original, también había más impuestos para vinos, espumantes y cervezas. Sin embargo, todos esos sectores lograron -durante esta semana- torcer la intención inicial del Ministerio de Hacienda y continuarán sin nuevos tributos. Pero las gaseosas con azúcar (o con jugo que tiene ese dulce) siguen siendo "castigados", según el criterio de la empresa.
Coca frenará una inversión en ejecución de US$ 1.000 millones y dejará de comprar jugos regionales por US$ 250 millones, según sugirió. La génesis de esta decisión parece remitirse a algo que pasó durante los últimos días, relacionado con el presidente Mauricio Macri.
En su paso por Nueva York, Macri mantuvo dos encuentros con ejecutivos de la misma industria -bebidas- que tenían preguntas puntuales sobre futuros impuestos: Carlos Brito, uno de los propietarios de la cervecería Quilmes, y Alfredo Rivera, encargado de Coca-Cola para América Latina,
Ambos manifestaron su preocupación por las modificaciones que se presentaron en la reforma impositiva. La cerveza, que pagaba un impuesto interno del 8%, pasaría a tributar un 16% con los cambios. Las gaseosas con azúcar -o con jugo que tenga alto contenido dulce- también sufrirían ese mismo destino: de un impuesto interno de 8% se irían a 16%. En cambio, las no azucaradas pasarían de un 4% de impuestos internos a 0%.
A dos días de la reunión de Macri con Brito (el brasileño que es accionista controlante del gigante cervecero AB InBev), el Ministerio de Hacienda desistió de modificar los impuestos internos a las cervezas. Y la sensación que quedó en Coca-Cola es que AB InBev logró su cometido y la empresa de gaseosas, no. Desde la casa matriz, partió la orden de un pataleo público.
En septiembre, Coca-Cola prometió un plan de inversiones por US$ 1.000 millones durante cuatro años. La mitad era para comprar frutas, jugos, azúcar y maíz en 14 provincias, según dijeron. Los otros US$ 500 millones irían a nuevas líneas de producción, una planta de embotellamiento en Corrientes y la renovación de equipos de frío. Muhtar Kent -titular global de la compañía- le había prometido ese desembolso a Macri al poco tiempo de arrancar su mandato, en enero de 2016.
La firma dice que paga US$ 250 millones en jugos concentrados; US$ 131 millones en jarabe de maíz y US$ 115 millones en azúcar. Así, compra 37.000 toneladas de jugos concentrados de naranja, pomelo, limón, peras, manzanas, durazno y uva. "El que toma Coca-Cola Light en China está saboreando un poco del jugo de limón argentino", graficó Dino Troni -gerente general de la región Latin South de Coca Cola- hace tres semanas.
En la empresa deslizan que sustituir jugo local por el obtenido en otros países es simple, pero perjudicaría las economías regionales locales. Todas las versiones de gaseosas (Fanta y Sprite) que no son "cero" pasarían a estar gravadas. Las bebidas "light" vienen en aumento, pero no llegan aún a un 30% del consumo de esa categoría. Además, un competidor nacional de Coca-Cola no utiliza azúcar, por lo que estaría exento de pagar internos.
"La necesidad es poner el foco en la recaudación de la evasión impositiva que supera el 30% en la industria y que significaría una cifra mayor a la que se planea recaudar con este incremento impositivo al sector formal de bebidas sin alcohol", manifestó la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin alcohol, en lo que parece una alusión a Manaos.
Los ingenios azucareros salieron ayer a apoyar a la firma estadounidense. Estiman, en un cálculo preliminar, que el aumento de impuestos a las bebidas gaseosas implicará 100 mil toneladas menos de venta de azúcar a las embotelladoras, que se exportarían a precios mucho más bajos.
Coca se atribuye la compra del equivalente al 60% de la producción nacional anual de jugo de naranjas, y en el de manzanas, al 43%. También adquiere el 35% de la producción nacional anual de jugos de limón, 29% de pomelo, 18% de duraznos y 16% de la producción total de mostos concentrados de uva.
En el caso del jarabe de maíz, la fabricante de bebidas obtiene aquí 188.000 toneladas anuales, que significan el 55% de la molienda húmeda de este cultivo a nivel nacional. Además, se abastece con 167.000 toneladas de azúcar.
CLARIN