Como consecuencia de la profunda transformación experimentada por la industria petrolera norteamericana y la reacción estratégica de OPEP, en estos tres últimos años se han observado cambios radicales en el mercado petrolero.
Contrariamente a lo esperado, entre mediados de 2014 y Enero de 2016, el precio del Brent cayó desde los 112 dólares hasta llegar a un mínimo de 28 dólares por barril. Esa disminución sufrida se produjo, como consecuencia por el aumento de la productividad del sector industrial energético petrolero en EEUU y las medidas de OPEP por impulsar el precio al alza, y en un contexto de inestabilidad cíclica económica a nivel global. A partir de Febrero de 2016, se dio una paulatina recuperación en el precio del barril, acentuado por los acuerdos de OPEP más otros países productores por recortar producción, empujando el Brent a 57 dólares por barril a fines de 2016. Sin embargo, la persistencia industrial de EEUU el crudo no convencional, sumados a las dudas e inoperancia de OPEP, hicieron que los precios desciendan nuevamente, cerrando 2016 con un Brent a 50 dólares por barril.
Con el comienzo de la "revolución de petróleo no convencional", que comenzó en EEUU en 2010, propiciado por un marco legal, notables avances tecnológicos y científicos, y financiación acorde, el impulsó el desarrollo productivo de petróleo y gas a niveles similares a los de Arabia Saudita y Rusia. Así fue como en el primer trimestre de 2017 EEUU produjo alrededor de 5 millones bpd, aumentando el doble de lo producido en 2014. De esta manera, fue como el "País de Norte" abandonó su estatus de país netamente importador, cambiando la realidad de los mercados petroleros internacionales para siempre, elevando su balanza comercial e impulsando sus industrias en base a un cambio paradigmático en su matriz productiva y soberanía energética.
Fuente: El Economista.