La formación es reconocida en todo el mundo y para los gobiernos significa el camino al autoabastecimiento. Sin embargo, aún hay pocas apuestas de peso.
Federico Aringoli
El invierno castigaba los campos petroleros neuquinos como siempre en julio. Pero en aquel 2011 algo cambió. En el yacimiento Anticlinal Campamento una docena de camiones, dispuestos en pares, empujaron hacia las entrañas de la Cuenca Neuquina con una potencia cercana a los 2000 HP. La empresa norteamericana Apache completó una perforación horizontal con múltiples fracturas.
Fue el primero de Latinoamérica. Pero no fue el primero de esas características a Vaca Muerta. La formación perforada fue Los Molles, en busca de tight gas. La operación costó unos u$s 24 millones (el triple del valor con el que hoy perfora YPF).
El turno para una fractura múltiple en Vaca Muerta llegó un año después. En octubre de 2012 el pozo 570 de Loma de la Lata atravesó la roca madre en forma horizontal. El objetivo informado por YPF fue petróleo (shale oil). Fue 19 meses después de que la formación geológica adquiriera fama nacional luego de un anuncio que tuvo a la expresidenta Cristina Fernández en teleconferencia.
Desde entonces Vaca Muerta es una marca registrada que arrastra flashes y primeros planos. Pero ¿qué se hizo durante estos años en la formación no convencional?
Si bien el registro histórico anota en 2010 el inició de las perforaciones exploratorias. La actividad sólo tomó real impulso hace poco más de cuatro años, los últimos dos bajo la sobra de una crisis internacional de precios y el cambio de signo político en el gobierno nacional.
Según datos oficiales del ministerio de Energía de Neuquén hay más de 1.200 pozos no convencionales en producción. Un estudio privado indica que al menos 803 llegaron con destino a Vaca Muerta, los restantes fueron a otras formaciones en busca de hidrocarburos en arenas compactas (tight).
Desde entonces los recursos no convencionales (sumando shale y tight) representan el 36% del petróleo y el 40% del gas que se extrae en la Cuenca Neuquina .
YPF tuvo un rol determinante en el desarrollo de Vaca Muerta. Fue el objetivo que se trazó la conducción de Miguel Galuccio tras la nacionalización de la compañía y la que continúa la nueva gestión de Miguel Gutiérrez y Ricardo Darré. En 2012 la operadora perforó 35 pozos en la formación no convencional. En 2013, tras el acuerdo con Chevron, completó 119 perforaciones, mientras que en 2014 fueron 181 y en 2015 totalizó 201.
Para 2016 fueron 93 y en lo que va de 2017 se terminaron 13 pozos con destino a Vaca Muerta. Es decir que de los 803 “agujeros” que tiene la formación, 678 fueron dirigidos por la petrolera nacional: el 85% de la actividad.
Además de Chevron, YPF está asociada en Vaca Muerta con la petroquímica Dow, con Petronas, Shell y varias de las operadoras nacionales. De hecho el único yacimiento shale en desarrollo masivo afuera de Norteamérica es Loma Campana, nave insignia de la petrolera nacional, que además es la segunda área de mayor producción en el país.
Recientemente la compañía informó que redujo el costo de las perforaciones horizontales de u$s 16,6 millones a u$s 8,2 millones en poco menos de dos años. También aseguró que tiene en producción 541 perforaciones shale con producción de gas y petróleo.
También el año pasado la empresa descontó las pérdidas acumuladas por el primer plan de desarrollo de pozos verticales en Loma Campana, que en términos productivos se anotó como un fracaso. El cambio de estrategia hacia las perforaciones horizontales redujo la cantidad pozos, pero aumentó los metros de roca madre alcanzados.
El aumento de la productividad y la reducción de los costos operativos puso a competir internacionalmente a Vaca Muerta con las formaciones estrellas del shale norteamericano como Permian o Wolfcamp. La petrolera informó que consigue rentabilidad para el shale criollo desde los 40 dólares por barril, un valor muy competitivo con las proyecciones internacionales de precios.
A unos cuantos miles de millones de dólares de diferencia, el resto de las operadoras que apostaron por el shale de la Cuenca Neuquina todavía no llegan a etapa masiva con sus proyectos.
La francesa Total ocupa el segundo lugar en cantidad de pozos con destino a Vaca Muerta. Entre 2013 y lo que va de este año terminó 33 perforaciones no convencionales. Recientemente partió la gigantesca área Aguada Pichana (ver página 6) donde operará una de las divisiones y mantendrá una importante participación en la otra.
El tercer escalón del ranking lo ocupa Shell, la exempresa del ministro de Energía, Juan José Aranguren, que acumula 19 perforaciones, de las cuales 16 se completaron durante la gestión del ahora funcionario nacional. La firma angloholandesa inauguró una planta de tratamiento para procesar 2.500 barriles diarios de crudo en Sierras Blancas.
El cuarto lugar es compartido por Pluspetrol y Tecpetrol. Esta última empresa acaba de anunciar un megadesarrollo de gas en el área Fortín de Piedra. Invertirá u$s 2.300 millones en tres años para sacar shale gas.(Río Negro)