La frase del libro 'El Arte de la Guerra' de Sun Tzu, que reza "Las reglas militares son cinco: medición, valoración, calculo, comparación y victoria.. " sirve perfectamente para referenciar éste momento de 'pre-guerra' entre EEUU y OPEP (OPEP+Rusia).
Como primer atenuante a citar, está Rusia (siempre Rusia), cuya influencia en Oriente Medio es de crecimiento exponencial, acaparando logros militares (Siria) y diplomáticos (Irán), no obstante, el más determinante éxito se dio a partir de su alianza estratégica con Arabia Saudí en 2016, con la consolidación de los precios y reequilibrio de la oferta, reducción drástica de inventarios a nivel global (330 millones de barriles en 2016 y 140 millones de barriles en 2017), y el arriesgado e inevitable rol de desplazar a EEUU, de su posición de beligerancia diplomática y dominación militarista en Medio Oriente.
Otro factor a destacar es, la consolidación de OPEP (comandada por Arabia Saudita) como entidad, y ámbito dinámico superador de las viejas herramientas, espacio dinámico de cooperación y respuestas acordes a los cambios de precios. Dicho con otras palabras, la ruptura definitiva de los antiguos paradigmas especulativos, donde las subidas o caídas de precios estaban estrechamente relacionadas, tal vez de forma intencionada, a escaramuzas militares.
La relación OPEP+Rusia, es de 'win-win', ya que con 'El Zar de Rusia' abordo del cartel, OPEP ha conseguido un aumento notable de precios (15% en promedio) incluso aún si se necesitará de un mayor porcentaje de recortes de producción, y Rusia por su parte ya no podrá sacar provecho de los altos precios de OPEP.
En el otro extremo del tablero geopolítico, asoman Donald Trump que como mejor argumento (y definitivo?), para dominar el mercado energético global, cuenta con un estudio reciente de la Agencia Internacional de Energía, donde se menciona que EEUU se convertirá en el líder mundial en producción tanto de petróleo como de gas hacia el año 2025, un dato del que se desprenden dos lecturas: primero, Washington busca establecer una media récord de 9.9 millones bpd durante 2018, y segundo: el resultado de esa superproducción (shale y fracking), transformará lenta pero indefectiblemente a romper a EEUU con paradigma de dependencia de petróleo, del que Arabia Saudita (y Venezuela, por citar otro ejemplo) se ha beneficiado tanto y durante tanto tiempo, logrando independencia energética plena.
Sun Tzu nunca imagino tanto...