La baja en el consumo y el enfriamiento en las economías de las localidades petroleras es visible. En la Patagonia son al menos 6 mil los operarios que están en sus casas o con horarios rotativos, lo que impacta en el salario final que perciben. Otros 1.500 ya habrían perdido sus puestos de empleo y preocupa el plan de YPF que amenaza con reducir entre el 10 y el 15% de su personal.
La crisis de petróleo es mundial, y pese a los esfuerzos iniciados en el Gobierno de Cristina Kirchner y continuados por la gestión de Mauricio Macri, fijando un precio interno casi un 50% por arriba que el valor internacional del barril de crudo, no alcanza para que las inversiones se mantengan.
Esto amenaza con dejar graves heridas sociales y económicas en las provincias productoras de la Patagonia si se llega a profundizar, ya que el recorte de gastos que vienen aplicando las operadoras impacta de lleno en las empresas y pymes de servicios y en efecto dominó a las economías locales tanto en Neuquén, como en Chubut, Santa Cruz, parte de Río Negro y La Pampa.
De acuerdo a las publicaciones especializadas, se estimó que en toda la Patagonia son unos 6 mil los operarios que se encuentran en el sistema de suspensión laboral o de horario rotativo, lo que significa que han sufrido una disminución en sus salarios. En tanto otros 1.500 habrían sido directamente despedidos por las empresas de servicios que han visto cancelados contratos o tienen demoras en el cobro de forma importante.
En tanto YPF anunció que en 2016 achicará su inversión en un 25% y algo similar hicieron otras operadoras.
Por esta razón ya se evidencian en la región marcadas caídas en el consumo. Con fuerza se ve en Neuquén, donde el proyecto Vaca Muerta está casi paralizado. En la zona se dieron de baja 20 equipos de perforación afectando a unos 2.000 trabajadores.
El gremio petrolero de esa provincia indicó que además de esos 2 mil trabajadores hay otros mil que están en horarios rotativos. Las empresas los condicionan a trabajar entre 7 y 10 días al mes, en horarios de 6 a 8 horas, y reciben una fracción de su antigua mensualidad. Bajo esta forma un operario, que el año pasado ganaba $ 35.000, hoy recibe $ 7.000 de básico, más las horas rotativas (y escasas) que pueda desempeñar, haciendo un total que no supera los $ 12.000 por mes.
Los sueldos más afectados son los de los perforadores, quienes ganaban a partir de los 40 mil pesos mensuales y que con horas extra y las llamadas horas “taxi” (momentos de transición entre la casa y los pozos) podían tocar los 100.000 pesos por mes. A principios de este año, la Cámara de Empresas de Operaciones Petroleras Especiales (Ceope) -de la que participan por Schlumberger, Halliburton, Smith International Inc, entre otras- solicitó autorización al Gobierno Nacional para suspender a los primeros 5.000 operarios. Pero la cifra fue superada en los primeros meses del año y se estaría acercando a una proyección pesimista que estipulaba 10.000 empleados afectados durante 2016.
En esa provincia se aceptó que las empresas presentaran los procesos preventivos de crisis, algo que es rechazado en Chubut y en Santa Cruz.
En Chubut, durante el mes de febrero las empresas firmaron un acuerdo alentado por la Nación para sostener hasta julio los sueldos y fuentes de trabajo, pero sin embargo todavía se mantienen 35 equipos parados, lo que afecta el desempeño de entre 3.000 y 3.500 personas, informó el Sindicato del Petróleo y el Gas, conducido por Jorge Avila.
A esto se le suma que YPF puso en marcha hace algunas semanas un plan de readecuación para reducir entre un 10% y un 15% su personal en los próximos meses. Se estima que, al menos, serían unos 2.000 empleos menos. La petrolera controlada por el Estado cuenta hoy con 22.000 trabajadores. El área de RRHH eligió dos vías para realizar el recorte. Jubilar a buena parte de los empleados que estén en edad para hacerlo y negociar una salida ordenada con aquellos empleados de “baja performance”. En la práctica, el ajuste atravesará desde la estructura gerencial y administrativa con base en Buenos Aires hasta los trabajadores de campo de las distintas unidades regionales.
La realidad de YPF se hace extensiva a la mayoría de las empresas de la industria. Es el caso, por ejemplo, de Pan American Energy (PAE), la segunda petrolera del mercado y una de las más afectadas por el derrumbe del precio internacional del petróleo (exporta un 40% de su producción). La compañía puso en marcha un recorte de su plantilla en alrededor de 600 trabajadores.
Fuente La Opinión Austral